En los años 40 y 50 la literatura hipanoamericana da las primeras muestras de superación de los modelos narrativos anteriores (Regionalismo de los años 20, por ejemplo). Así mismo las transformaciones en la vida social (crecimiento de las ciudades, mayor acceso a la enseñanza etc) y la influencia que ejercerán los renovadores de la literatura europea y norteamericana ( Faulkner, Joyce, Kafka etc) favorecerán el nacimiento de la llamada nueva novela. Esta nueva novela supondrá la aparición del nuevo mundo urbano y la atención a los problemas humanos, junto a los sociales. Lo local irá dejando paso a los temas y símbolos de alcance universal. Aunque la característica que se ha señalado como más definitoria de la nueva tendencia es la incorporación de elementos fantásticos o maravillosos: lo mítico, lo legendario, lo irracional y lo mágico irrumpirán en las historias a través de dos técnicas principales: la poetización de la realidad (ver lo extraordinario que se esconde tras lo cotidiano) y la naturalización narrativa de lo maravilloso (tratar, en el transcurso de la narración, los hechos maravillosos como si fueran normales). La temática de estas novelas es muy variada, pero destacan dos compromisos: con el ser humano y sus problemas y con la historia convulsa del continente americano. Del primero derivan las novelas existenciales, en las que predomina la soledad, la incomunicación, la muerte... En esta línea se sitúa la obra de Onetti. Del segundo compromiso, derivan las novelas sociales, entre las que destacan las "novelas de dictador", tendencia iniciada por Miguel Ángel Asturias en El señor presidente o El otoño del patriarca de Gabriel García Márquez. Otros autores reflexionan sobre la historia del continente (civilizaciones precolombinas, colonización, tiranías y guerras de independencia): El siglo de las luces, de Carpentier y La guerra del fin del mundo, de Vargas Llosa, serían dos buenos ejemplos de ello. La metaficción (reflexión sobre el proceso creativo dentro de la obra) es también motivo recurrente; Rayuela de Cortázar, es ejemplo de ello. Por último, habría que señalar el humor y elerotismo. Las innovaciones afectarán, así mismo, al discurso y a las técnicas narrativas. La más evidente es la ruptura de la estructura tradicional de la novela (lo que obliga a orestar una mayor atención en la lectura). destacaremos la ruptura de la linealidad temporal, la introducción de un tiempo subjetivo (el de la memoria, el de los sueños etc) y la combinación de voces narrativas y puntos de vista diferentes (el narrador omnisciente se sustituye por un narrador protagonista desdoblado, incorporando la voz del subconsciente a través de los sueños, el monólogo interior o la segunda persona autorreflexiva). Otra constante es lapreocupación por el lenguaje. Es difícil hacer una cronología exacta de la nueva novela pero suele señalarse a tres autores como aquellos que abrirán el camino de seta nueva narrativa: el guatemalteco Miguel Ángel Asturias (cuya obra El señor presidente de 1946 abordaba las injusticias sociales de su país a partir de la figura del dictador); el cubano Alejo Carpentier y el argentino Jorge Luis Borges, cuyas obras Ficciones (1944) y El Aleph (1949) cuestionaron los límites de la realidad e indagaron, a través de la extraordinario y lo ilógico, en los enigmas de la existencia. Aunque hay que destacar que antes del boom de los 60 lo hicieron autores como Juan Carlos Onetti, Ernestro Sábato o Juan Rulfo con su magistral novela Pedro Páramo.
La obra de estos autores revelaba la existencia de dos tendencias principales: el realismo mágico de Asturias, Carpentier o Rulfo(que continuarán García Márquez o Vargas Llosa) y el realismo fantástico de Borges (y más tarde de Cortázar). lo que distinguiría ambas corrientes es el modo en que se integran los elementos fantásticos y reales en la narración. En la primera, ambos mundos (real y maravilloso) conviven sin extrañeza; mientras que en la segunda, los dos mundos resultan irreconciliables y la realidad se vuelve incomprensible y caótica (lo que provoca desazón o terror).
En los años 60 se produce ese fenómeno que se ha llamado Boom de la novela hispanoamericana. Se trata del periodo de máximo esplendor de este narrativa y supone la integración definitiva de lo fantástico y lo real. Algunos autores han señalado, como factor determinante del boom, la coincidencia en pocos añs de muchas novelas magistrales: La ciudad y los perros (Vargas Llosa, 1961), El astillero (Onetti, 1961), Sobre héroes y tumbas (Sábato, 1961), El siglo de las luces (Carpentier, 1962), Rayuela(Cortázar, 1963), Cien años de soledad (García Márquez, 1967) etc. Son estas novelas las que despertarán la atención de Europa y del mundo en general hacia la narrativa hispanoamericana.
De todas ellas, quizá sea Cien años de soledad la que ha alcanzado mayor visibilidad internacional (es la obra más leída en castellano después del Quijote). En la novela, García Márquez nos cuenta la historia de la saga de los Buendía a través de siete generaciones y la historia del pueblo de Macondo.
A mediados de la década de los 70 se observa en la literatura hispanoamericana un cambio de rumbo que predominará durante los 80. A esta nueva tendencia se la ha llamado postboom y se vincula a la época de fracaso de los proyectos democratizadores. De este cambio de orientación en la narrativa participarán además de los autores novísimos, los autores del boom que siguen publicando. En líneas generales se observa una mayor confianza en la capacidad del ser humano para percibir la realidad y en el lenguaje para contarla; la recuperación del realismo y la narrativa femenina (Isabel Allende, Zoé Valdés, Laura Esquivel etc.)
En cuanto a la temática, destaca la denuncia social, ideológica o política. En este sentido cabe señalar la literatura testimonial:Me llamo Rigoberta Menchú y así me nació la conciencia (1983) de laguatemalteca Rigoberta Menchú. El exilio interior y exterior fue también motivo inspirador de muchos autores, como es el caso del cubano Reinaldo Arenas. Otros temas de novela son el histórico, el amor, el mundo de los sentimientos, el erotismo, la ecología etc.
En lo que se refiere a las técnicas narrativas , cabe señalar la convivencia en la narrativa novísima de dos tendencias principales: las novelas realistas, de fácil lectura; y la segunda tendencia caracterizada por la exacerbación de la experimentación, lo que la convierte en una literatura para minorías.
El mapa actual es muy difícil de sintetizar dada la cantidad de países, autores y tendencias, unido a la falta de perspectiva histórica suficiente. Muchos de los autores del boom siguen escribiendo y practicamente todos los del postboom también. Pero a este panorama literario, en el que la obra de autores consagrados sigue siendo premiada y reconocida (Vargas Llosa, Nobel de Literatura 2010), comienzan a asamarse nuevas voces entre las que podemos destacar al hispano-argentino Andrés Neuman, al mejicano Jorge Volpi o a la cubana Karla Suárez.
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